sábado, 24 de enero de 2009

Sábado a la mañana


Lunes, martes, miércoles, jueves y viernes; tediosa rutina. De 9 a 18 horas se activa el chip y cumplimos órdenes, aceptando que quien tiene el capital es quien puede gobernar nuestras mentes, que nuestro tiempo y esfuerzo no valen nada. Agunos cumplen orgullosamente ese papel en la vida, a otros no nos queda otra por el momento. Por eso ansiamos casi impacientemente que llegue el fin de semana.

El viernes a la noche es el preludio del gran momento. A la hora de dormir, uno prepara todo de manera tal que al levantarnos todo se acerque de la mejor manera a la perfección. Y entonces llega: el sábado a la mañana. ¡Pensar que ayer a esta hora estaba encadenado!, pienso. ¡Y ahora soy libre! ¡Y hago lo que quiero!

10 a. m. (minutos más, minutos menos). Luego del paso obligado por el baño, me dispongo a comenzar con el ritual. Mi compañera pone la pava en el fuego para preparar ese mate que sabe a libertad y yo me pierdo en mi discoteca seleccionando las canciones que harán de ese momento un momento único. Entonces salimos al parque, respiramos esa brisa matinal que sólo los siete pinos que rodean mi casa pueden ofrecer y que en tiempos de cumplir órdenes no estamos preparados para disfrutar. Los pies descalzos sobre el césped y todavía en pijama; suenan los primeros acordes. ¡Toda la semana esperando este momento! El primer mate llega a mi mano, es una combinación perfecta: mi compañera, el mate, el parque con siete pinos, el cantar de los pájaros y las canciones especialmente seleccionadas.

Estas pequeñas cosas me hacen feliz. ¿A ustedes?

Aquí les dejo el tracklist que utilicé al sábado pasado. ¿Ustedes qué canciones agregarían?

1- "Im Only Sleeping" - The Beatles (de Revolver)
2- "Te Reto A Ser Mi Amante" - Quadro Nuevo (de Luna Rossa)
3- "No Surprises" - Radiohead (de Ok Computer)
4- "Try Not To Breathe" - REM (de Automatic For The People)
5- "Beware Of Darkness" - George Harrison (de All Things Must Pass)
6- "Reel Around The Fourtain" - The Smiths (de The Smiths)


lunes, 19 de enero de 2009

Veranos en bicicleta

Domingo a la tarde. La noche del sábado se extendió hasta bien entrada la mañana, por lo que después del “almuerzo” (una porción fría de pizza), nos disponemos a tirarnos un rato en el sillón del living. Pero antes de zambullirnos en el sueño vespertino, nos asomamos por la ventana para ver cómo anda el mundo exterior. El sol está a pleno, inundando de luz esta apacible tarde de verano. No hace mucho calor, y la suave brisa que nos acaricia la cara nos invita a salir, casi nos obliga. Y como en una especie de visión divina, ya no lo dudamos. Agarramos lo que no se fumó la noche anterior, nos calzamos los auriculares de nuestro reproductor de mp3 y nos subimos a nuestra bicicleta. Casi sentimos vergüenza de haber pensado en dormir la siesta. Días como este no se inventaron para dormir la siesta...
Salimos a la calle y empezamos a pedalear. El cielo es de un azul cristalino. Ninguna nube parece tener el coraje de asomar su cara. La única nube a la vista es la que vamos formando nosotros. Mientras bajamos por la calle de nuestra casa, un perro que estaba husmeando la basura decide correr a nuestro lado, moviendo la cola torpemente. A los pocos metros desiste, interesado ahora en un gato que lo mira desinteresadamente desde la rama de un árbol. La señora de la esquina, de la cual nunca supimos el nombre, está sentada en la puerta de su casa. Al igual que su propia vida, pasamos ante sus ojos sin que ella se dé cuenta... El barrio parece otro. La música y el humo lo disfrazan, lo realzan. Captamos otros colores, otros aromas, otras caras… Llegamos a una plaza. Unos chicos nos saludan desde la calesita mientras devoran unos copos de algodón. Nos sorprendemos al responder el saludo. Repentinamente, tenemos seis años otra vez. Estiramos la mano para alcanzar la sortija, pero estamos muy lejos... Seguimos viaje. Llegamos a un semáforo. Dos chicas que cruzan y nos miran de reojo nos regresan a la adultez. Se dicen algo al oído. Se ríen. Siguen de largo. Nos quedamos mirando esas cuatro piernas despidiéndose de nosotros. La bocina de una camioneta, desubicada como un insulto, se cuela entre la música que sale por nuestros auriculares.
Salimos a una avenida rodeada de frondosos árboles. El sol va filtrando sus amables rayos entre las ramas. El olor a hojas quemadas, provenientes de un terreno baldío, nos traslada nuevamente a la infancia. A las interminables tardes de juegos, helados e inocencia. ¿Cuándo habrá sido el maldito día en que perdimos la inocencia? Si inventaran una pastilla para recuperarla, sería un éxito... Unos gorriones nos miran pedalear, altaneros, sabiendo que nunca seremos tan libres como ellos. Pero hoy estamos cerca. En días como estos, uno siente que todo es posible. La bicicleta nos traslada, la música nos eleva. Nos sentimos intocables. Únicos. Hermosos. Los pedales parecen andar solos. Nos dejamos llevar. Pasan otros gorriones volando. Ahora nos miran cómplices. Nos guiñan el ojo. Volamos entre ellos. Pasamos junto a mariposas gigantes de colores fluorescentes. A lo lejos, desde un avión biplano, una mujer de enormes ojos verdes nos saluda. Mas allá, un arco iris infinito toma forma. Decidimos ir hasta él, flotando sobre nuestra nube de notas musicales. Volver parece un concepto tan lejano ahora... Sí, definitivamente queremos tomar esa pastilla... Damos gracias por el sol, la música y todo lo que nos aleja de lo real. Y por esta tarde, que parece no querer terminar nunca.

Ah, tardes de verano en bicicleta. ¿Quién no las ha disfrutado? Yo les propongo diez melodías ideales para estos paseos psicodélicos, el resto consíganlo Ustedes…

  • "Care of cell 44", The Zombies (Odessey & Oracle, 1967)
  • "Turn of the century", The Bee Gees (1st, 1967)
  • "Time to pretend", MGMT (Oracular spectacular, 2008)
  • "Going out", Supergrass (In it for the money, 1997)
  • "In the key of C", Jim Noir (Tower of love, 2006)
  • "Baby Britain", Elliot Smith (XO, 1998)
  • "April fools", Rufus Wainwright (Rufus Wainwright, 1998)
  • "Autumn almanac", The Kinks (single, 1967)
  • "Sunday sunday", Blur (Modern life is rubbish, 1993)
  • "Hold me now", The Polyphonic Spree (Together We're heavy, 2004)


sábado, 10 de enero de 2009

La Playa

Ribera del mar o de un río grande, formada de arenales en superficie casi plana.

Así define la Real Academia Española a la playa. Pero claro, ningún diccionario puede describir lo que uno siente al estar frente al mar, de cara a ese gigante omnipotente, respirando paz y libertad, con aroma a sal y viento.

Pocas sensaciones me llenan tanto de placer como la de estar reposando en alguna playa desierta, vislumbrado cómo el mar me ofrece sus olas, para luego llevárselas y traérmelas de nuevo. Y no poder entender cómo algo es tan grande, siendo que sólo veo una mínima parte. Respirar hondo y sentir, eso es: sentir. Pensar que uno se quedará allí toda la vida, que nada más se necesita, sólo respirar y sentir.

Pero también hay un párrafo aparte para la noche. El mar de noche se ganó mi más solemne respeto. Escenario ideal para encontrarme conmigo mismo: arena, mar y yo abrazados por la luz de la Luna. Una espuma blanca viene hacia mi como juglar para avisar que allí hay algo; luego, nada, sólo mi imaginación. Negro. Nada. Y allí yo conmigo mismo, sólo sintiendo.

Ambas sensaciones –el día y la noche- que se dejan fluir por mi interior cuando estoy en la playa, no son completas de no ser acompañadas por la “banda de sonido” adecuada. Los títulos de las canciones y los nombres de los artistas pueden variar, pero la esencia, el concepto, el criterio a la hora de acercarme a mi discoteca a elegir, es el mismo. Usted, melómano amante de encontrarse con usted mismo a través de la música, sabe de lo que hablo.

Cuando el gentío histérico de cada verano contamina la playa, yo elijo ir para el otro lado y disfrutar y sentir así:

De día, con las gaviotas sobrevolando mis ideas, sería maravilloso escuchar


  • “Badfish”, Sublime (de 40 Oz To Freedom)
  • “The Song Of The Dispossesed”, Dead Can Dance (de Spiritchazer)
  • “Pipeline”, The Lively Ones (de The Great Surf Hits!)
  • “Pimper’s Paradise”, Bob Marley & The Wailers (de Natural Mystic)
  • “Body Surfin”, The Centurions (de Surfer’s Pyjama Party)


Y por la noche, con la Luna trazando un destello plateado sobre el oscuro mar


  • “Hope There’s Someone”, Anthony And the Johnsons (de I Am A Bird Now)
  • “All I Want”, Joni Mitchell (de Blue)
  • “The Cristal Ship”, The Doors (de The Doors)
  • “Dream Lette”r, Tim Buckley (de Happy Sad)
  • “Tom Waits, Grapefruit Moon” (de Clocing Times)


Aquí el tracklist completo.



domingo, 4 de enero de 2009

Hacia rutas místicas

Verano. Época de vacaciones, viajes y cambios de todo tipo. Este posteo inicia una serie de entregas dedicadas a distintas temáticas referidas a esta época. Hoy: música ideal para salir a la ruta en plan "místico".
La ruta. Ese lugar que no es ningún lugar. Ese camino al cual muchas veces salimos con un objetivo claro, pero al cual otras veces nos aventuramos sin saber cuál será nuestro destino. La ruta es, por supuesto, un medio para llegar a otro lugar. Pero a veces es mucho más que eso. La ruta representa una transición, una posibilidad de cambio. Siguiendo estas palabras, se podría decir que existen dos tipos de viajes ruteros. El primero es aquel en el cual la ruta es un simple medio por el cual llegamos a un punto específico. Sabemos a dónde queremos ir, y tomamos el camino más directo. Su valor es, entonces, meramente utilitario. Pero existe otra clase de viaje, y es ese en el que el destino final no es lo más importante, sino el trayecto que recorremos en el medio. Son esos viajes de descubrimiento personal, en los que el camino recorrido más trascendente se da a veces en nuestro interior. Lo importante es el viaje en sí mismo.
Este tipo de viajes ha sido retratado en muchos libros y películas. En los últimos tiempos, el ejemplo más claro fue Hacia rutas salvajes (Into the wild, 2007) film dirigido por Sean Penn sobre la novela de John Krakauer. Este poético film se vio beneficiado por una excelente banda de sonido original de Eddie Vedder, quien logró el tono justo para adornar esa travesía iniciática.
Y en Querido Rock nos tomamos el atrevimiento de querer adornar vuestro propio viaje místico. Para ello, armamos esta lista con diez canciones ideales para acompañarnos mientras nos perdemos por rutas desconocidas, a cielo abierto, ya sea bajo el sol o bajo un cielo estrellado. Canciones que se conjugan con el paisaje y con nuestros sentimientos de manera perfecta. Esperamos que les guste nuestra selección. Y si están a punto de iniciar un viaje, ojalá elijan algunas de ellas para acompañarlos.
Esta es la lista. El orden es arbitrario, lo importante es poner play y salir hacia rutas salvajes:

1-"The Golden Age", Beck (Sea Change, 2002)
2-"Going to California", Led Zeppelin (IV, 1971)
3-"Alone again or", Love (Forever changes, 1967)
4-"Astral weeks", Van Morrison (Astral weeks, 1968)
5-"Heartbeat", José Gonzalez (Veneer, 2005)
6-"Angeles", Elliot Smith (Either/Or, 1997)
7-"Wooden ships", Crosby Stills & Nash (Crosby Stills & Nash, 1969)
8-"One of these things firts", Nick Drake (Bryter Layter, 1970)
9-"When they come", Devendra Banhart (Cripple crow, 2005)
10-"Tiger mountain peasant song", Fleet Foxes (Fleet Foxes, 2008)